Quizá quien nos
visite se pregunte
por qué se le da un lugar
a las invitaciones,
si este medio de comunicación
ni siquiera interesa.
“Es cosa de imprentas“,
piensa la mayoría.
Pero a mí me toco en la segunda
mitad de los años 60s,
realizar la publicidad de
los tres clubes más importantes
de Monterrey:
El Casino, el Club Industrial
y el Club Campestre.
Incluso en las dos siguientes
décadas colaboraría
- esporádicamente -
con esas instituciones.
Eso me dio la oportunidad de
que hasta una simple y sencilla
invitación a un evento, fuera
tomada de manera seria y creativa.
De esa época quiero rescatar la
que considero mi mejor muestra:
la participación de la
Reunión de Etiqueta
que con verdadera
emoción y - por qué no decirlo -
con admiración me aprobó
el boceto quien allá por
los 80s fuera Gerente del Casino,
el ya desaparecido César Garza,
con quien tuve la oportunidad de
cultivar una entrañable amistad.
El proyecto se realizó jugando
con un papel, doblándolo para
acá y para allá y de pronto me di
cuenta de que un simple doblez
podía simular la solapa de
un traje de etiqueta.
Un tuxedo.
Sencillo, verdad?
